Crítica a la obra Enemigos del Comercio de Antonio Escohotado.

A petición de un seguidor, realizo una crítica a la obra dada mi decepción al respecto la obra de Escohotado Enemigos del Comercio. La crítica será por puntos para ser lo más esquemática posible y facilitar la ordenación de conceptos:

1: La primera y sobre la que se construye es la inexistencia de una definición de libertad clara que vertebre y contextualice la utilización de este concepto en los tres tomos de la obra, libertad en abstracto es una premisa realmente vaga que nos dice poco, aún cuando tenga en la dialéctica política de nuestra civilización cierta importancia.

2: Sacralización de la Ilustración tanto francesa como anglosajona y los mitos derivados de esta, como el mito del progreso y el fin de la historia que lleva implícito (frente a otras concepciones cíclicas, realistas, o que no introducen la idea de principio y fin cristiana secularizada).

3: Defensa de la democracia como sistema virtuoso con citas que parecerían sacadas de un tratado de teología respecto a este, sin hacer hincapié en aspectos más concretos al respecto la democracia procedimental (como la democracia formal que planteaba García Trevijano), de las que se deriva un sistema de propiedad como la que el autor español defiende, dejando poca constancia entre los diferentes sistemas que nuestro autor considera «democráticos», matización sin embargo, que podría ser injusta dado que el concepto democrático, como tal se utiliza como el de libertad.

4: Un tratamiento increíblemente superficial en lo que respecta a la apertura de mercados internacionales derivada del Imperio Español como proyecto universal católico, que realizó una primera globalización intercontinental, aún con un sistema interior compuesto y a medio camino entre la modernidad y el medievo.

5: Una tendencia a la mitificación de los imperios comerciales de corte taslocrático británico y holandés (hace gran hincapié en el segundo libro) que en muchas ocasiones acaba en una actitud negrolegendaria, que sin caer en mitificar los imperios continentales o no talsocráticos, es injusto sin embargo con la realidad.

6: Una exageración de la Europa protestante como símbolo de la virtud, acabando por posicionar a sectas protestantes calvinistas como ejemplo de la libertad, llegando a un incoherentes halagos al cristianismo primitivo de estas sectas produciendo una contradicción o paradoja teniendo en cuenta que el autor mitifica a la sociedad comercial, sociedades que sin embargo son diametralmente opuestas a estos valores de las sectas inconformistas protestantes.

7: Una tendencia a la Sacralización del dinero como elemento que rige o debe regir una sociedad humana sana y próspera. Es decir la mercantilización sin limites que sufre la vida humana desde hace más de 600 años como un proceso moralmente deseable además de un modo de vida particularmente transaccional, siendo sin embargo tratado no como una forma de revolución social de las estructuras sociales, que en ocasiones puede haber generado abundancia, pero en otros casos, desarraigo y desarticulación social bajo una idea de individuo como agente moral autónomo.

8: Una igualación de la crítica a la sociedad comercial del tradicionalismo reaccionario y del socialismo tanto utópico como marxista, que en realidad dichas críticas de posicionamientos respectivamente se encuentran en las antípodas, aún cuando los motivos que estos plantean para criticar el liberalismo sean comunes, centrándose en el primero en aspectos sociales, éticos y morales, frente a los más economicistas del socialismo.

9: Una tendencia a ignorar la permanente dialéctica entre Estados en los procesos políticos, reduciendo la obra a una especie de lucha maniquea entre enemigos del comercio y amigos del comercio. En todo esto el autor obvia la naturaleza del poder en los conflictos estructurales internos (entre élites), que utilizan chivos expiatorios, promoción de ideas y visiones de la sociedad para argumentar además de legitimar la intervención estatal o el ascenso de élites en perjuicio de otras (o limitar a una élite en el poder en caso de no ostentarlo). A su vez, el autor ignora las condiciones geográficas y geoestrategicas de las potencias continentales y/o las marítimas (Telurocracias y talasocracias) para configurar y determinar su economía, siendo las primeras más propensas a estar más orientada hacía la agricultura, cierto conservadurismo, la industria y el desarrollo militar terrestre, y las segundas al comercio, multiculturalismo (localizados al menos en algunos nodos comerciales), control de los mares y puntos de estrangulamiento logísticos a nivel internacional, políticas de libre mercado para los rivales y mercantilismo para uno mismo, entre muchos otros factores.

10: Una posición, la de nuestro autor, digna de la historiografía whig anglosajona (por lo tanto parcial) al respecto el Imperio Romano, que acaba en una mitificación del buen salvaje muy propia del idealismo alemán en lo que respecta a los pueblos bárbaros de la Edad Antigua.

11: La extraña tendencia a estar leyendo un libro en el cuál la dialéctica Atenas vs Esparta se encuentra expandida al resto de sociedades políticas históricas creando analogías y taxonomías realmente disonantes al respecto la realidad histórica.

12:A su vez, sorprende la no introducción de muchos autores de la escolástica española y discernir si sus planteamientos son amigos o enemigos del comercio aún cuando lo hace extensivamente del mundo anglosajón. Sin hablar del momento que habla de Baruch Spinoza siendo este punto negrolegendario a más no poder, afirmando que su pensamiento sólo era posible en la progresista y librepensadora Holanda, momento cuando la misma comunidad judía y calvinista que gobernaba los Países Bajos le expulsaron por hereje.

Estas y muchas otras reservas podrían ser hechas a la obra del autor español, aún así he tratado de ser sintético, siendo sin embargo unas obras

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